Antes de ir a ver una obra, no me gusta saber absolutamente nada de su
historia, prefiero sorprenderme.
Lo único que conocía de esta pieza teatral es su nombre, el del actor, y el
del director. “Marx interpretado por un actor de apellido Webber”, me decía y
me reía de la ecuación sociológica de la que no sabía cuál podría ser el
resultado.
Objetivo uno: logrado. Esta obra me sorprendió.
Objetivos complementarios (y siempre bien recibidos): me emocionó, me
enriqueció.
A los pocos minutos de entrar en escena, Marx cuenta al público que se le
permitió volver a la tierra por una hora. Pero por un error burocrático,
aparece en el Soho de Nueva York, en vez del de Londres, donde él vivió con su
familia. En estos 60 minutos (y un poquito más) en que vuelve a la tierra nos
regala anécdotas de su vida, historias familiares, críticas, pensamientos,
conceptos que cree necesario aclarar porque piensa que sus ideas se han
tergiversado.
Siempre me costó imaginar cómo pueden haber sido cada uno de los grandes intelectuales
que estudiamos, que son nuestros referentes. Lo que me pareció interesante de
esta propuesta es justamente eso: que me permitió ver la caracterización de un
Marx humano, con sus fortalezas y sus debilidades, un personaje a histórico
bajado a la tierra, una persona, como yo. Un gran pensador al que su mujer le
decía que “El Capital” era muy aburrido, o el que hablando de una de sus hijas,
reflexiona: “¿Esperaban que los hijos de Marx sean normales?”.
Los textos de la obra son imperdibles porque reflejan los pensamientos de
Marx desde un lugar de humor al que no estamos acostumbrados, combinan
experiencias de su vida y anécdotas que logran conectar sus pensamientos más
estudiados con sus vivencias. Y en esta hora en que vuelve a la tierra, no solo
habla del pasado si no que también hace referencia a la situación actual. Una
de las primeras frases es: “Supongo que ahora las cosas serán diferentes”.
Nos encontramos frente a una obra de teatro político que aborda la supuesta
muerte del marxismo en el contexto del neoliberalismo imperialista de hoy. Sin
embargo, no se queda únicamente en la crítica sino que también habla de una
revolución futura y de la importancia de la unión de las personas para lograr
el cambio.
La puesta en escena es sencilla. No necesita que sea de otra forma porque
lo más importante es el actor que tenemos en frente, que no por nada es el
ganador del premio Trinidad Guevara como mejor actor en el año 2009 por su
interpretación en esta obra. Un artista con una gran trayectoria que demuestra
su talento y experiencia. Carlos Webber, bajo la dirección de Manuel Callau, no
tiene inconvenientes en captar y sostener la atención de los espectadores a
través de una técnica teatral envidiable, orgánica, como muy pocas veces he
visto.
Ficha Artística
Autoría: Howard Zinn
Intérpretes: Carlos Weber
Diseño gráfico: Quesoidulce
Asistencia general:Martín Idoeta Badde
Asistencia de dirección:Liliana Andrade
Creatividad:Quesoidulce
Prensa: Checha Amorosi, Agustín Oberto
Producción ejecutiva: Checha Amorosi, Agustín Oberto
Dirección: Manuel Callau
TEATRO SHA
Sarmiento 2255 CABA
Reservas: 4953-2914
Web: http://www.teatrosha.com
Entradas desde: $ 130,00 - Viernes - 21:00 hs - Hasta el 29/09/2013
Entradas desde: $ 130,00 - Sábado - 21:00 hs - Hasta el 29/09/2013