A sala llena (como era de esperarse), la obra arrancó con misterioso número musical a cargo de las tres brujas (Leticia Mazur, Débora Zanolli y Margarita Molfino) que, más tarde, marcarían a Macbeth (Alberto Ajaka) el presagio: él sería el nuevo Rey de Escocia. Lo demás es historia.
Traer un clásico de esta magnitud supone un desafío enorme y un inevitable riesgo. Muchos teatrólogos y señoras paquetas criticarán sin estribos, pero lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, cuando leo a Shakespeare imagino mundos posibles donde podrían desarrollarse historias como estas, capaces de volar las pestañas de cualquiera. Y por más fuerza que haga es complicado salirme de la concepción clásica con vestuario de época. Sin embargo, Daulte logró crear algo distinto y jugado, que no será único ni perfecto pero sí original: un Macbeth industrial. Sentí que algunas cosas estaban llevadas a un plano más patotero, como para hacerlo más posible y cercano. Diría que este Macbeth es una cruza entre erudito y pibe del conurbano bonaerense en busca de su oportunidad. Esto torna la obra de una densidad distinta, tiñendo todo de una tónica…metalera. ¡Sí, metalera! ¿Por qué no?
La enorme escenografía metálica montada sobre un escenario que gira sobre su eje (al mejor estilo alemán) emana una fuerza faraónica. Las situaciones se van sucediendo al compás de una musicalización acertada. Aunque el elenco está muy bien dotado, no todas las actuaciones están “a la altura”, como quien diría. Algunas joyitas están mal aprovechadas en pequeños personajes (Julieta Vallina es una). Asimismo, cada momento se ve sostenido por una conflictiva contundente.
Los textos se respetan tal cual y, según las viejas paquetas que –a la salida- se quejaban de las innovaciones del director, la traducción es excelente. Lo novedoso está en la escenografía, las armas de fuego (en lugar de espadas), el vestuario (tachas, cuero, trajes de saco y corbata, chalecos en lugar de armaduras y hasta tacones altos para Lady Macbeth), la atemporalidad de ciertos elementos y la ruptura de “la cuarta pared” gracias al impecable numerito cómico de Martín Pugliese parodiando a los personajes chicos (aunque con algunos excesos innecesarios que dejaré a criterio del espectador). La batida a duelo entre Macbeth y Macduff se lleva todas las cerezas.
“De la palabra a la acción, de la acción a la palabra”
Creo que lo más importante es recordar que el legado del viejo Shakespeare no muere en una bella, soberbia y altanera literatura, sino que debe mantenerse vivo gracias a las situaciones dramáticas que la sostienen. Porque además de ser un poeta, Willy fue un gran dramaturgo. Y por suerte el talentoso Daulte, algo canchero y modernoso, resolvió con astucia, entereza e inteligentes tijeretazos.
Los aplausos invadieron la sala y –a pesar de mi extrema sensibilidad- no salí deslumbrada, sino excitada. No lloré, me emocioné. No sufrí, pero esquivé algunos nuditos garganteros. Comprendí, aprecié y me pude meter de lleno en la obra, así como también en la compleja y grandilocuente psiquis de esos turbios personajes tan humanos como yo.
El equipo salió a saludar. Entre abrazos y miradas cholulas, Viendo Teatro habló con algunos del elenco y allegados:
Alberto Ajaka dijo: “Siento una alegría enorme, estoy muy contento por el grupo porque nos llevamos muy bien y eso ha significado mucho para todos. Feliz también de poder devolverle a esta sala una teatralidad necesaria…nos toca generacionalmente. El proceso de creación fue muy feliz en lo humano, con mucho respeto y cariño. Eso sí, muy intenso. Y esto recién empieza.”
Nota también publicada en El Adán Buenos Aires.
Ficha Artística
Autoría: William Shakespeare
Versión: Javier Daulte
Traducción: Daniel Zamorano
Actúan: Alberto Ajaka, Valentino Alonso, Mónica Antonópulos, Fabio Aste, Federico Buso, Luciano Cáceres, Julián Calviño, Emiliano Dionisi, Leticia Mazur, Margarita Molfino, Francisco Pesqueira, Marcelo Pozzi, William Prociuk, Martín Pugliese, Agustín Rittano, Ezequiel Rodríguez, Leonardo Saggese, Alberto Suárez, Julieta Vallina, Debora Zanolli
Vestuario: Mariana Polski
Escenografía: Alicia Leloutre
Iluminación: Gonzalo Córdova
Música original: Diego Vainer
Asistencia artística: Andrea Garrote
Coreografía: Carlos Casella
Dirección: Javier Daulte
TEATRO SAN MARTIN
Av. Corrientes 1530
Teléfonos: 0800-333-5254 ó 4371-0111/18
Web: http://www.teatrosanmartin.com.ar
Entradas desde: $ 60,00 - Domingo, Jueves, Viernes y Sábado - 20:30 hs
Entrada: $ 40,00 - Miércoles - 20:30 hs