jueves, 26 de julio de 2012

Chau Misterix


“¿A vos te salta ya?”

Kartun nos mete de un trompazo es ese maravilloso mundo que es la cabeza de un adolescente. Y para ser mas precisos, y hacer la cosa mas interesante, de un pre-adolescente.  Un ser que péndula entre la fantasía del héroe de historietas y la fantasía porno con sus compañeritas de escuela. En esa plataforma yace el genio de la obra. Los nenes-nonenes corretean por el escenario entre alaridos, gritos y risas. Pero de repente algo cambia, el patrón del juego no sigue. Se rompió el círculo. El nene reflexiona, se excita, se frustra y se deprime.

El sexo y el juego, dos conceptos en apariencia antagónicos, aparecen en escena como uno. La diferencia es que uno de ellos, el juego, es un terreno familiar, donde se ejerce total poderío y el otro es  terreno desconocido de misterio, fantasía y terror.

Si bien la obra tiene un registro cómico yo no me reí en ningún momento. Seguramente porque estaba  de vuelta en ese mundo que abandone hace algunos años (tengo 20, sí, no fue hace tanto) recordando las primeras pajas, la mística de este nuevo rito, la culpa, el placer y eso que se forma cuando se meten muchas cosas en un mismo lugar; un puchero de emociones, pensamientos y traumas. El adolescente, el héroe tragicómico por excelencia, sino, pregúntele a Sábato.

Si bien la obra plantea una estética adolescente que yo no viví (comics, figuritas, peinados con gomina y pantalones cortos) la nostalgia me llega por ese lado. Entonces, no, no me reí, me sonreí.

Hubo una cosa, sin embrago, que me hizo ruido. Los personajes en la obra, en el texto quiero decir, se mueven en 2 registros. El registro de la situación real, donde ellos nos son más que nenes de 11 años, y un registro imaginario donde los personajes son lo que ellos quieren ser. O sea, son niños, o son héroes de historieta. Ahora, el problema yace en que los actores se mueven en 3 registros (completamente legal, el texto no es lo que prima, la dirección da su interpretación, es una propuesta, bla bla bla, sí ya sé).  El “tercer registro”, a diferencia de los demás, que son marcaciones claras, es casi imperceptible. Se trata de un guiño al público. Los actores manejan el cuerpo de manera impúdica, lasciva, suelta, (cosa que haría muy feliz al profe de expresión corporal) tanto en el plano imaginario como en el real. Entonces uno ve a los niños, a los súper héroes y a los actores, como asomando el cogote por el telón., siendo un poquito chanchos. Un recurso cómico fácil que termina restando. Ojo, igual aprobada eh.

Ficha Artística
Dramaturgia: Mauricio Kartun
Actúan: Esteban Coletti, Tamara Garzón, Inés Palombo, Estanislao Silveyra
Vestuario: Lucio Tirao, Mery Vidal
Iluminación: Jorge Merzari
Música: Mariano Cossa
Fotografía: Mauro Franceschetti
Diseño gráfico: Martin Guerrero
Asistencia de dirección: Vicky Lagos
Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin
Producción: Pablo Silva
Diseño de movimientos: Federico Howard
Dirección: Virginia Lombardo
Web: http://www.silva.com.ar/chau-misterix/

EL TINGLADO TEATRO
Mario Bravo 948 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4863-1188 / 3750-2240
Web: http://www.teatroeltinglado.com.ar
Entrada: $ 60,00 / $ 45,00 - Viernes - 23:30 hs 


2 comentarios:

  1. muy buena la nota, dan ganas de ir a verla.

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  2. Muy buena nota! Me gustó el comentario negativo sobre el desborde sensual más propio de un mundo adulto erótico (el desborde chancho-cómico) que no da del todo con el adolescente-inocente de los otros registros.

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